¿Se regulará la Responsabilidad Social de las Empresas?

Los trabajos de la Subcomisión de RSC del Congreso de los Diputados va llegando al final de su proceso mientras que el grupo de expertos coordinados por el Ministerio de Trabajo se encuentra en una situación de impás.  
Los días 14 y 15 de Diciembre tuvieron lugar las Jornadas sobre Ética Aplicada, organizadas por ETHOS RAMON LLULL. 

Próximamente se publicarán las actas correspondientes, incluyendo la comunicación:

Responsabilidad Social de las Organizaciones: RSO!

 

En esta fase final y relevante del proceso de deliberación sobre cual debe ser la línea de actuación de los poderes públicos, el peso de la decisión recaerá de la parte del Congreso de los Diputados y del trabajo que la Subcomisión ha desarrollado durante más de un año.

 

El hecho de que el grupo de expertos no haya llevado a cabo su hoja de ruta y que solamente se haya tratado uno de los puntos previstos y sin capacidad para generar consensos significativos, ha hecho que sean pocas las esperanzas que finalmente se pongan en esta iniciativa. Muy posiblemente su misma ubicación en el seno de una dirección general poco estratégica y del Ministerio de Trabajo y no de Economía, con poca capacidad de influencia, ha acabado de torpedear las ilusiones de las partes.

 

Volviendo al Congreso, ahora todo está en manos de la deliberación que los miembros de la Subcomisión llevarán a cabo, después de que un equipo profesional haga una síntesis de todo el volumen de materiales que hay encima la mesa. Los representantes de las diferentes fuerzas políticas, encabezados por el socialista Ramón Jáuregui, y con la presencia de Carles Campuzano, de CIU, que fue el promotor de la propuesta para crear este espacio de debate con carácter previo a la posible iniciativa legislativa del Gobierno.

 

Tendremos tiempo de profundizar cuando se hagan públicos las primeras conclusiones. Para aquellas personas y organizaciones más interesadas y que en este momento decisivo quieran hacer sentir sus opiniones y puntos de vista aporto algunas ideas a la vez que me brindo a recoger las que se nos puedan hacer llegar.

 

Cordialmente,

 

Josep Maria Canyelles                                      

Promotor de Responsabilidad Global          

+34 670 600 223                     

 

Conclusiones y materiales de la Jornada “Empresa Responsable: un factor de competitividad” (19-10-05). Organizada por la Asociación para las Naciones Unidas en España y el COPCA (Consorcio de Promoción Comercial de la Generalitat), y dirigidas por Josep Maria Canyelles. Disponibles aquí
Si se ha recibido este correo por error, rogamos nos lo indiquen a info@collaboratio.net 
COMPARECENCIA DE DON JOSEP MARIA CANYELLES PASTÓ
Congreso de los Diputados. Subcomisión sobre la Responsabilidad Social de las Empresas. Sesión 17 de Mayo de 2005
Entendemos que la responsabilidad social responde a una situación, a un contexto que es relativamente nuevo, y que básicamente, para sintetizar, podríamos decir que responde al nuevo contexto de Sociedad del Conocimiento, o Sociedad de la Información. 
Es decir, que a diferencia de la sociedad industrial, donde el valor se creaba a partir de la combinación de activos materiales y activos tangibles, estamos en un momento que ha supuesto un gran cambio de paradigma en el concepto de creación de valor, donde las organizaciones empresariales crean valor en gran medida a partir de la combinación de activos intangibles. 
Y esto es así de una manera muy radical, hasta el punto de que el valor de una empresa, en gran medida, ha pasado a basarse en estos activos intangibles, habiendo incluso empresas que más del 80 por ciento, incluso el 90 por ciento, de su valor de mercado es un valor intangible, por tanto es un valor no contabilizado en sus estados contables. Esto  -que supone además un gran reto para la disciplina de la contabilidad, que lleva 500 años existiendo- conlleva un gran reto de gestión para cualquier empresa, y es que deben gestionar un valor que no queda contabilizado, deben gestionar algo que es intangible, y creo que en los últimos cinco, diez, quince, veinte años si me apuran, este es el gran reto al que las organizaciones quizá más avispadas, o las más grandes, o las más avanzadas en ese sentido han debido de dar respuesta. 
Y este es el gran reto que tenemos hoy en día todas las organizaciones, las empresariales pero también las de otra índole. Por tanto, quiero situar en este contexto el motivo de la responsabilidad, y por tanto alejarme de cualquier planteamiento o de cualquier veleidad en el sentido de considerar la responsabilidad como una moda o algo parecido.
Entendemos que la responsabilidad es una consecuencia de un nuevo sistema, una nueva concepción de las relaciones económicas y de las maneras como se crea valor en nuestra sociedad. Por tanto, no es una moda, es algo que se va a quedar aquí, y en todo caso, dependiendo de cómo sepamos darle reconocimiento, va a progresar más o menos. Pero sin duda, en su concepto mayor, va a permanecer absolutamente en medio de las relaciones empresariales. 
Abundando, y para terminar esta visión que nos pedían de la responsabilidad, decir también que, tal como lo hemos planteado, entendemos que la responsabilidad es y debe ser estratégica. ¿Qué queremos decir con ello? Pues que cualquier organización hoy en día  - empresa, básicamente-  que quiera incorporar la responsabilidad, solamente va a tener sentido si lo hace desde un punto de vista estratégico, es decir, de manera que la responsabilidad le ayude o colabore en su sostenibilidad como organización, como empresa. 
Creo que salirnos de este marco quizá sería muy fácil para una organización social, pero sería quizá demasiado simple y poco acertado. Por tanto, en la medida en que una organización, una empresa, es capaz de entender la responsabilidad como una manera de conseguir su sostenibilidad económica de cara al futuro, entendemos que este va a ser el concepto de responsabilidad que tendrá más capacidad para conseguir su incorporación real en el mundo económico. 
Y esta responsabilidad lo es, por supuesto, de cara a los accionistas, y de cara a los clientes, y de cara a las organizaciones sociales y de cara a todos los stakeholders que ustedes ya habrán escuchado aquí hasta la saciedad, pero que en nuestro caso entendemos que por una parte hay una responsabilidad que podríamos llamar de buen gobierno, que es una responsabilidad que tiene sobre todo en su enfoque unos stakeholders determinados, como pueden ser los accionistas, que intenta conseguir la satisfacción de algunos de estos stakeholders. Aun así, creemos que el Buen Gobierno es un modelo de responsabilidad importantísimo, básico, y quizás es el que más desde la Administración Pública, se debe de regular y se debe de marcar, porque además es bueno, seguramente, para la propia confianza en el sistema económico.
 Pero comprenderán que para una organización social, aquella responsabilidad que tiene más interés es la que podríamos denominar  responsabilidad colaborativa, es decir, aquella responsabilidad que una empresa ejerce no tanto en la manera como nombra a su consejo de administración y cómo lo remunera, aún siendo un tema muy importante, sino que aquella que más nos preocupa es la responsabilidad colaborativa, es decir, la manera como una organización o una empresa debe de relacionarse y mirar de satisfacer al resto de stakeholders, entre los cuales, las organizaciones sociales que les pueden plantear algunos asuntos, o por supuesto, y de una manera muy determinante, los clientes o el conjunto de la comunidad. Por tanto, este es un aspecto que es crucial. 
Y un último aspecto para comprender cuál es nuestra visión, es que por supuesto aquí estamos hablando de responsabilidad de las empresas, pero también asumimos que en una materia donde este principio de colaboración y de confianza mutua es básico, entendemos que la responsabilidad debe de aplicarse a todas las organizaciones, no solamente a las de base mercantil, empresarial, sino que también las organizaciones de carácter social, o las de carácter público, las agencias públicas, también deben de introducir elementos de responsabilidad. 
Por tanto, no solamente hablaríamos de la responsabilidad social empresarial, porque es quien tiene una mayor capacidad de incidencia en algunos de los temas que nos preocupan. Por tanto, no sólo hablaríamos de RSE, sino de RSA (de la Administración), o de RSU (de las universidades), o de RSO (de las organizaciones sociales), o incluso, si me lo permiten, de RSI, es decir, de la responsabilidad social de los individuos. 
Quizá les puede sorprender esta afirmación, y quizá me voy un poco del guión, pero creemos que la responsabilidad de las empresas, y en la línea de lo que acabo de plantear hace un momento, debe de complementarse también con un mayor ejercicio de responsabilidad por parte de las organizaciones sociales, y en esto estamos, aunque reconociendo que estamos absolutamente en el principio, y este es nuestro punto de partida y nuestra situación, pero también entendiendo que esta responsabilidad de las organizaciones y de las empresas no va a poder llevarse a cabo con éxito si las propias personas, sea en las empresas o sea en la sociedad, no son capaces de interiorizar lo que significa la responsabilidad. 
La responsabilidad no puede ser solamente un marco legal, sino que debe ser algo que la empresa interiorice de una manera muy profunda, y por tanto que las personas, los trabajadores, los directivos, también interioricen. Y también los clientes, también la comunidad. ¿Por qué? Pues porque aquí, en España o en la Europa del sur, uno de los grandes retos que tenemos en esta materia es que, a diferencia de países nórdicos, donde los consumidores actúan en un porcentaje muy elevado con criterios de compra sostenible, aquí este criterio es muy bajo. Comparas cifras  -aunque puedes comparar de todo porque hay estadísticas muy dispares- pero a veces puedes comparar magnitudes del 70 por ciento contra el 5 por ciento, de personas que actúan con criterios de responsabilidad en el momento de efectuar una compra. 
Por tanto aquí hay un gran problema, y es que si las empresas legítimamente aspiran a un retorno de esta inversión o de esta posición en materia de responsabilidad  -que entiendo que es lícito y legítimo que aspiren también a este retorno!-  quizás se van a encontrar, y quizás lo tengo que decir en voz baja, con un cierto chasco, porque todavía no hay en este país por parte del mercado una apuesta para reconocerlo suficientemente. 
Van creciendo estas condiciones, y también en materia de inversión sostenible van a crecer. Pero nos preocupa profundamente que estemos lanzando unas expectativas que quizá aún no disponen de una base suficiente.

[…] la Administración, en tanto que gestiona un presupuesto próximo a la mitad del PIB, tiene una capacidad aunque sea, por ejemplo, en su propia actuación, en la compra pública, que puede constituir una actuación fundamental. También los propios ayuntamientos pueden ejercer una gran capacidad de cambio en este sentido.
Si me permiten, también para ir enlazando en las propuestas o en alguna prevención, en los últimos meses también se han oído algunas voces críticas, tanto a nivel internacional como a nivel español. 
Obviamente del debate sobre la responsabilidad sale alguna derivada, y sobre todo en el sentido de si bajo su manto cabe alguna reflexión sobre el desarrollo del Estado del Bienestar, y avanzar hacia la Sociedad del Bienestar, y por tanto con la presunción o el riesgo de una laxitud en los planteamientos de este. Nosotros creemos que este no debe ser el debate. ¿Por qué? Porque damos por hecho que el desarrollo de la responsabilidad no debe interferir de ningún modo en el desarrollo  -desarrollo todavía!-  del Estado de Bienestar en el Estado español. 
En todo caso, sí sería legítimo -y adecuado incluso- plantear la relevancia que estas prácticas de responsabilidad puedan tener en la corrección de algunas de las consecuencias negativas del Estado del Bienestar, en el sentido de las actitudes de desrresponsabilización, el alejamiento del interés general, del bien común... 
En ese sentido más próximo al campo de los valores, sí entenderíamos que el ejercicio de la responsabilidad puede tener un papel importante en tanto que corrector, pero no en absoluto para sustituir el que debe ser el compromiso del Estado. 
Y asimismo, aparte de este aspecto más centrado en los valores, pero que entiendo que es muy importante, también en el sentido de que hoy en día, en una sociedad muy marcada por la complejidad, es evidente que cada vez más la Administración y todo el mundo ya hace tiempo que ha llegado a la conclusión que delante de problemas complejos hacen falta soluciones complejas, y que un único inductor, como puede ser una agencia de la Administración Pública, difícilmente va a poder acabar con una problemática si no es con una conjunción de distintas aportaciones. 
Por tanto, desde este punto de vista sí es importante generar mecanismos que permitan aumentar las sinergias, sin que ello vaya en detrimento del Estado del Bienestar. Así pues, si bien hemos planteado en el inicio, ustedes lo han visto, un discurso muy comprensivo del sentido de la responsabilidad desde el interior de la empresa y desde el interior del mundo económico, debemos ser claros en ese sentido de que debemos desarrollar un marco que permita que los distintos stakeholders puedan entrar en el control de la responsabilidad, donde las distintas partes puedan ejercer su posición. 
Un poco, si me lo permiten, no nos gustaría que el fomento de la responsabilidad social por parte del sector público sirviera para resolver los problemas de la Administración pública  -que son los problemas de todos!-  no nos gustaría que sirviera para resolver los problemas de las políticas públicas, que quizá deben resolverse por otras vías. Y en cambio quizá sí que deben de servir para resolver los problemas que todavía no son de la Administración, que todavía no son de las políticas públicas, pero que ya son de la sociedad. 
Me explicaré. Creemos que la responsabilidad, en gran medida, lo que va a aportar es una gran capacidad para crear y desbordar capital social, para generar confianza, para generar todo ese universo que Robert Putnam describió para los Estados Unidos. Creemos que este es un paradigma naciente y creciente en nuestra sociedad, y lo que debemos es pensar la promoción de la responsabilidad social como un elemento que pueda catalizar, que pueda ayudar a crear capital social. Por tanto, pensar en problemas de futuro que la responsabilidad puede ayudar a solucionar. No en términos de pasado sobre cómo la responsabilidad social y la implicación de las empresas puede ayudar a solucionar problemas que tiene actualmente la Administración, básicamente ligados a la financiación o elementos de carácter crematístico. 
Esta es la reflexión que queríamos plantear, porque entendíamos que puede haber aquí realmente un riesgo de que se quiera aprovechar el impulso de la responsabilidad para solucionar algún tipo de problema que no correspondería. Creo por tanto que es importante separar que estamos hablando de dos paradigmas, y que desde esta división debemos de movernos. 

Propuestas 

Por tanto, y concluyendo para pasar más estrictamente a la parte que nos pedían de algunas conclusiones en concreto. En primer lugar, como lo que creemos que es más importante es un cierto empowerment ciudadano, es decir, que uno de los stakeholders, que es la ciudadanía, la comunidad, tenga capacidad para ejercer su parte de responsabilidad, para pedirla a las empresas, creemos que es absolutamente necesario que exista, desde este punto de vista, una transparencia y una capacidad de comunicación de la acción social y responsable de las empresas. 
Por ello, creemos que el triple balance, o el mecanismo de transparencia y comunicación que se estime oportuno (pero por supuesto partiendo de la idea del triple balance, económico, ambiental y social) sería deseable que lo tuvieran disponible el máximo número posible de empresas bajo formas estandarizadas y claramente comparables y verificables. No nos corresponde establecer el límite sobre qué empresas, si por tamaño, por tipo de actividad, por capitalización bursátil, por internacionalización, cuáles deberían presentar o en qué plazos. Lo que sí que sabemos es que de la misma manera que hoy en día es obligatorio que las empresas tengan los estados contables, también lo debería ser en referencia a otras materias no estrictamente financieras. Y ello, por tanto, debería de pensarse en términos de hacerlo suficientemente fácil y accesible para las pequeñas y medianas empresas, que es el tejido que básicamente tenemos en este país, y un poco lo que sí que... bueno, no nos corresponde a nosotros pedirlo, porque ya lo hacen quizá las pequeñas y medianas empresas, pero esa sensación de que a veces se legisla más pensando en las grandes empresa y luego se adecua a las pequeñas, y quizá en este caso sería bueno plantarlo también desde el inicio en el sentido opuesto, de pensar cuál debe ser el marco de promoción de la responsabilidad para las pequeñas y medianas empresas, que son las que ocupan el mayor número de personas en este país, y a partir de aquí pensar cuál debe ser el marco diferencial para las grandes, y sobre todo para las que tienen un marco más internacionalizado.
Por tanto, lo que en nuestro caso entendemos que sería legítimo de exigir sería esta capacidad de transparencia en base al triple balance y además, por parte de la Administración, la mayor capacidad de promoción no sólo legislando sino en tanto que es un agente que está en la propia cadena de provisión y de contratación y subcontratación. Y por tanto a partir de medidas, entendiendo que las actuales son claramente insuficientes, como la mayor capacidad de introducir cláusulas sociales o de ejercer una verdadera acción de incorporar la Compra Pública Sostenible (o Ética). Pero entendemos que ello debe ser en los plazos que correspondan, porque por supuesto nadie, nadie, ninguna organización pide que de un día para otro se pase del blanco al negro, y porque entendemos que estamos hablando de medidas que deben de favorecer la competitividad de la propia economía de las empresas. Por tanto, se debe plantear en los plazos que sean razonables, y entendemos que se puede ser razonable en un marco de debate y de diálogo, pero que haya mecanismos para que la Administración, en todos sus niveles y a partir de todo el volumen del presupuesto público, pueda ejercer verdaderamente una acción en ese sentido, que puede ser altamente ejemplar. Y no solamente ejemplar, sino un vector importantísimo para ese cambio. Muchas gracias, y acabo aquí la exposición.

El señor PRESIDENTE: Ahora los diferentes grupos le harán una serie de preguntas. En primer lugar el señor Campuzano, de Convergència i Unió; el señor Azpiroz, del Partido Popular; y doña Marisol Pérez Domínguez, del Partido Socialista.


El señor AZPIROZ VILLAR: Gracias por su comparecencia y por la exposición que acaba de hacer en esta subcomisión, y yo, habida cuenta además del tiempo en que nos encontramos, simplemente dos cuestiones muy concretas. 
Una. Ha abordado en la última parte de su intervención las recomendaciones que entiende, mi pregunta, que antes se ha suscitado y con habitualidad la formulamos unos y otros, es si considera que debe haber un marco legal que regule la RSE o la RSC, o como lo queramos llamar, o si debe haber un campo normativo sectorial de aspectos concretos, como pueden ser algunos de los que ha señalado, de control, auditoría, verificabilidad, etc., etc.
Y la segunda cuestión es si además del tema referido a las cláusulas sociales que acaba de hacer mención o de la compra pública, ustedes consideran o entienden o tienen alguna propuesta en el sentido de si van a existir otro tipo de incentivos para el fomento de la responsabilidad social.

El señor PRESIDENTE: La señora Pérez Domínguez, del Partido Socialista.

La señora PÉREZ DOMÍNGUEZ: Muchas gracias por su intervención. Yo, aunque he estado presente en la misma, casi debería de hacer como mi compañero Campuzano, porque ha sido tan interesante su exposición, ha introducido tantos elementos en la misma, que casi convendría pararse un poquito a reflexionar para después poderle preguntar, aunque sea por correo electrónico, que comentara alguna de las cosas que ha mencionado. Pero de todas ellas, me pasa en todas, tengo una fijación en las intervenciones que se están produciendo aquí, ha dicho usted que el desarrollo de la responsabilidad social, y esto me interesa mucho, no debe interferir en el Estado del bienestar, que se debe de trabajar más en el campo de los valores que en lo que debe de ser la corrección de las desigualdades por parte del Estado. Yo quisiera en este aspecto en concreto, porque es un tema que me interesa a mí personalmente dentro de esta Comisión, y a mi grupo, cómo conseguir esto, esto que hablaba usted de aumentar las sinergias pare no sustituir una labor que hay que hacer. Ha insistido luego, cuando nos daba las respuestas, en que no vayamos a hacer que la RSC o RSE resuelva los problemas de las administraciones, sino que es otra cosa, y entonces lo que me gustaría saber es si su organización tiene algún trabajo específico sobre esto, y cómo cree usted que podemos diferenciar claramente, porque nos vamos a encontrar con muchas dificultades si llegamos a regular este tema para saber dónde se quedan unos y dónde empiezan otros.

El señor PRESIDENTE: Tiene usted la palabra.

El señor Canyelles Pastó: 
Cuando hemos afirmado que [el avance de la Responsabilidad Social] no debería interferir en el Estado de Bienestar, queríamos significar que no debería interferir en la magnitud del gasto público social y por tanto de los compromisos que el Estado debe de tener para con el Estado del Bienestar. 
Por tanto, que el ascenso de la responsabilidad social no debe de ser entendido, desde ningún punto de vista, como un fracaso de la Política o de ciertas políticas, ni como un preludio de la remoción de las políticas públicas sociales, por supuesto, sino en todo caso como una constatación de unos nuevos atributos que tiene la sociedad y que hemos ido desgranando aunque sea rápidamente (los atributos de Sociedad compleja, relacional, del conocimiento, etc.). Creemos que no debemos de caer en una tentación que podía ser reduccionista o propia de otro paradigma: no basta en este nuevo contexto con generar consensos, sino que hace falta generar sinergias, y creo que el matiz es muy importante. 
Creemos que hoy en día, ante ciertas problemáticas, es importante aceptar, con un poco de humildad por todas las partes, la insuficiencia de los propios planteamientos o el potencial de cada cual, y entender que la suma de las acciones por parte de las distintas partes tendrá mayor capacidad de ejercer el cambio, con efectividad  y eficiencia. 
Y por tanto mirar de sumar esfuerzos, sin que esto se pueda interpretar como una remoción en el planteamiento de las políticas públicas de la Administración. Entendiendo que este compromiso por parte de las organizaciones privadas puede favorecer la creación de un contexto que es necesario para la mejora de la gobernanza, la gobernanza entendida como este espacio en el cual son muchos los que pueden favorecer el desarrollo correcto de la sociedad. Por tanto, este sería el planteamiento.
Entonces, de acuerdo con la coherencia de lo que hemos intentado exponer aquí, creemos que lo más correcto, más que estrictamente una ley que intente regular hasta el más pequeño detalle, lo importante es que, se haga la regulación o la promoción que se haga, que se conciba desde el planteamiento que hemos intentado exponer y que en gran medida estamos seguros que pueden compartir. 
Por ello, de entrada, hablar de ley nos produce más intranquilidad que tranquilidad, por decirlo así. No es que tengamos un planteamiento anti-ley, pero de entrada hablar de ley nos preocupa en el sentido de que no tenemos claro qué es lo que debe de legislarse. Una cosa es hablar de ley y otra de políticas públicas, las cuales si son necesarias. Y que en cualquier caso seguramente sí que hay cosas que se pueden legislar bajo el rango de ley, pero quizá no globalmente el conjunto de la responsabilidad social, sino algunos de sus componentes. En todo caso, deslindando los avances legales que se puedan dar en la regulación de aspectos sociales, laborales, etc., etc., que no forman parte de la responsabilidad social, y lo que sí que forma parte de la responsabilidad social. 
Sí que se debe de regular todo el marco que afecta más al buen gobierno y a regulaciones respecto a las empresas cotizadas... (puede haber aquí algún aspecto que quizá pueda ser mejor por ley, aunque no necesariamente, pero sí sería comprensible que se hiciera por ley), mientras que en cambio hay otros aspectos que incluso podrían inducir a confusión, a malinterpretación, el hecho de que se hiciera por ley cuando es preferible hacerlo por otras vías. En estos últimos meses, hablando con pequeñas y medianas empresas, es altamente preocupante esta sensación que te transmiten en el sentido de que “esto de la responsabilidad es un tema de las grandes empresas y grandes multinacionales, que con los problemas que han tenido…”, etc. Y cuando les hablas de que ahora el Gobierno quizá va a hacer una ley... Hace falta lanzar, junto al marco normativo que se haga, un cierto mensaje, y tener esta capacidad para desarrollar un concepto de responsabilidad omnicomprensivo, que afecte a todas las organizaciones. 
Por eso también poníamos el acento en las sociales y también incluso a niveles pequeños, para que tenga esta capacidad de generar mecanismos verdaderamente de cambio, y no que se quede en un puro marco legal que al final solamente se tenga que cumplir y ya está.
¿Incentivos? Entendemos que el principal incentivo en la responsabilidad es el que pueda dar el propio mercado, y por consiguiente, en todo aquello que seamos capaces de actuar consolidando vectores inductores de la responsabilidad residirá la condición para que salgamos adelante. Por ello, deberíamos ser capaces de introducir criterios de responsabilidad en la cadena de provisión, de contratación… pues hace veinte años pasó esto mismo con la calidad, y una empresa a otra se lo pedía. Pues estamos un poco en lo mismo, con la diferencia de que la calidad en este momento ha pasado a ser un requerimiento necesario y que, si no lo tienes no estás en el mercado, pero ha pasado a ser un proceso más. En este momento lo importante es que la responsabilidad no es un proceso más, en este momento es un tema estratégico y que por tanto preocupa a la alta dirección de las empresas porque es estratégico. Y en ese sentido creemos que no deberíamos convertir la responsabilidad en un mero proceso. Estoy diciendo que la calidad ha pasado a ser un tema que ya no es estratégico, es necesario, pero no es estratégico, o la tienes o no estás en el mercado. La responsabilidad en este momento, para las empresas que la están tomando, es estratégica, para empresas que están o internacionalizadas o empresas que son intensivas en confianza, aseguradoras, bancos, etc., es un tema estratégico. Ven en cierta manera y en grados diferentes que les va el futuro. Pues quizá el error que no deberíamos de cometer es convertir esta visión estratégica en un proceso, porque le quitaríamos toda la capacidad que tiene de generación de innovación y de iniciativas. 
Decíamos que lo que nos preocupa más  -sabiendo que el buen gobierno es importantísimo- es la misión colaborativa de la responsabilidad. ¿Por qué? Porque sabemos que aquí las organizaciones sociales tendremos parte, podremos colaborar, pero es que además es en esta parte colaborativa de  relación con el entorno donde las propias empresas van a producir procesos de generación de creatividad. 
O sea, el buen gobierno es hacerlo bien y ya está, y cumplir a rajatabla; mientras que el enfoque relacional es tener esta capacidad. Y incluso hay empresas que te dicen: “lo empezamos a hacer como un diálogo, y al final incluso hemos creado productos nuevos, es una línea de producción nueva que incluso nos es beneficiosa”. Pues fantástico. Pero lo importante es que hay capacidad para generar este diálogo y para generar capacidad para esta comprensión. 
Y ello no sólo es bueno para las dos partes que están en contacto; cuando antes hablábamos de valores, decíamos: esto para la sociedad desborda algo más, no es una suma solamente de uno más uno, sino que aquí uno más uno dan tres, porque desborda capital social, y este es el gran reto de la responsabilidad, que depende de cómo lo acabemos acotando y legislando, pues lo podemos acabar convirtiendo en 1+1=2, es decir en un mero proceso muy legislado, muy regulado, y aquí es donde podríamos perder esa oportunidad que tenemos en este momento por delante.
Los días 14 y 15 de Diciembre tuvieron lugar las Jornadas sobre Ética Aplicada, organizadas por ETHOS RAMON LLULL. 

Próximamente se publicarán las actas correspondientes, incluyendo la comunicación:

Responsabilidad Social de las Organizaciones: RSO!
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Sí a las políticas públicas de fomento de la RSE; No necesariamente a una Ley. Más que una ley, el gobierno se debe de preocupar por cuáles son las políticas públicas más adecuadas en cada momento, entendiendo que forman parte de un escenario en evolución.
Hace falta exigir que las empresas cotizadas y especialmente las más grandes hagan público un Informe de Sostenibilidad, de acuerdo con criterios comparables e internacionalmente reconocidos, hecho que tiene que favorecer la transparencia corporativa, la reputación de la empresa y la confianza en la propia economía.
Hace falta evitar que una empresa se pueda atribuir méritos de RSE de manera engañosa o fraudulenta. Los ciudadanos han de estar bien informados y sensibilizados para facilitar que introduzcan criterios responsables de compra.
La Responsabilidad Social afecta a todas las organizaciones: empresas, administraciones, entidades sin ánimo de lucro. Y hace falta desarrollarla con el compromiso corporativo de cada una, la creación de valor y la orientación estratégica en cada caso y la búsqueda de oportunidades colaborativas entre todos. No desde una visión meramente fiscalizadora.
La propia Administración Pública se tiene que aplicar medidas de RS, dotándolas también de un carácter estratégico, y avanzar en los criterios de Compra Pública Sostenible.
Fomento de la Inversión Socialmente Responsable, y aplicación y transparencia en los Planes de Pensiones.
Diferenciar las líneas de acción que se deben emprender con carácter de regulación y las que deben ser de fomento. Fomentar medidas que hagan progresar la Prevención de los Riesgos Laborales por vías legales. Fomentar medidas como la conciliación de la vida laboral y familiar desde el fomento entendiendo que forma parte de las nuevas políticas de empresa.
Medidas especiales de control acerca del comercio internacional y la globalización de las cadenas de producción y abastecimiento, con colaboración con los organismos de governanza mundial y otras partes implicadas como las ONG.
Promover, facilitar e incentivar la RSE especialmente entre las Pymes.
Promover la sensibilización de las empresas en el contexto de la competitividad y la internacionalización de las empresas, y la importancia creciente de la gestión de los activos intangibles en la gestión estratégica de las empresas en la Sociedad del Conocimiento y la Nueva Economía.
Otras visiones, prioridades o comentario: opinión
10 principios 
para el debate:


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El conocimiento crece a medida que lo compartimos
(máxima de la Sociedad del Conocimiento)

 “La RSE sólo puede ser entendida como consecuencia de una nueva concepción de las relaciones económicas y de las maneras en como se crea valor en la Sociedad del Conocimiento”. 
JM Canyelles

Comparecencia Subcomisión Congreso Diputados. May’05



 “La Responsabilidad Social será estratégica o no será”. 
JM Canyelles

Conferencia Colegio Empresistas. Dic’04
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COMPARECENCIA DE DON JOSEP MARIA CANYELLES PASTÓ
Congreso de los Diputados. Subcomisión sobre la Responsabilidad Social de las Empresas. Sesión 17 de Mayo de 2005
Entendemos que la responsabilidad social responde a una situación, a un contexto que es relativamente nuevo, y que básicamente, para sintetizar, podríamos decir que responde al nuevo contexto de Sociedad del Conocimiento, o Sociedad de la Información. 
Es decir, que a diferencia de la sociedad industrial, donde el valor se creaba a partir de la combinación de activos materiales y activos tangibles, estamos en un momento que ha supuesto un gran cambio de paradigma en el concepto de creación de valor, donde las organizaciones empresariales crean valor en gran medida a partir de la combinación de activos intangibles. 
Y esto es así de una manera muy radical, hasta el punto de que el valor de una empresa, en gran medida, ha pasado a basarse en estos activos intangibles, habiendo incluso empresas que más del 80 por ciento, incluso el 90 por ciento, de su valor de mercado es un valor intangible, por tanto es un valor no contabilizado en sus estados contables. Esto  -que supone además un gran reto para la disciplina de la contabilidad, que lleva 500 años existiendo- conlleva un gran reto de gestión para cualquier empresa, y es que deben gestionar un valor que no queda contabilizado, deben gestionar algo que es intangible, y creo que en los últimos cinco, diez, quince, veinte años si me apuran, este es el gran reto al que las organizaciones quizá más avispadas, o las más grandes, o las más avanzadas en ese sentido han debido de dar respuesta. 
Y este es el gran reto que tenemos hoy en día todas las organizaciones, las empresariales pero también las de otra índole. Por tanto, quiero situar en este contexto el motivo de la responsabilidad, y por tanto alejarme de cualquier planteamiento o de cualquier veleidad en el sentido de considerar la responsabilidad como una moda o algo parecido.
Entendemos que la responsabilidad es una consecuencia de un nuevo sistema, una nueva concepción de las relaciones económicas y de las maneras como se crea valor en nuestra sociedad. Por tanto, no es una moda, es algo que se va a quedar aquí, y en todo caso, dependiendo de cómo sepamos darle reconocimiento, va a progresar más o menos. Pero sin duda, en su concepto mayor, va a permanecer absolutamente en medio de las relaciones empresariales. 
Abundando, y para terminar esta visión que nos pedían de la responsabilidad, decir también que, tal como lo hemos planteado, entendemos que la responsabilidad es y debe ser estratégica. ¿Qué queremos decir con ello? Pues que cualquier organización hoy en día  - empresa, básicamente-  que quiera incorporar la responsabilidad, solamente va a tener sentido si lo hace desde un punto de vista estratégico, es decir, de manera que la responsabilidad le ayude o colabore en su sostenibilidad como organización, como empresa. 
Creo que salirnos de este marco quizá sería muy fácil para una organización social, pero sería quizá demasiado simple y poco acertado. Por tanto, en la medida en que una organización, una empresa, es capaz de entender la responsabilidad como una manera de conseguir su sostenibilidad económica de cara al futuro, entendemos que este va a ser el concepto de responsabilidad que tendrá más capacidad para conseguir su incorporación real en el mundo económico. 
Y esta responsabilidad lo es, por supuesto, de cara a los accionistas, y de cara a los clientes, y de cara a las organizaciones sociales y de cara a todos los stakeholders que ustedes ya habrán escuchado aquí hasta la saciedad, pero que en nuestro caso entendemos que por una parte hay una responsabilidad que podríamos llamar de buen gobierno, que es una responsabilidad que tiene sobre todo en su enfoque unos stakeholders determinados, como pueden ser los accionistas, que intenta conseguir la satisfacción de algunos de estos stakeholders. Aun así, creemos que el Buen Gobierno es un modelo de responsabilidad importantísimo, básico, y quizás es el que más desde la Administración Pública, se debe de regular y se debe de marcar, porque además es bueno, seguramente, para la propia confianza en el sistema económico.
 Pero comprenderán que para una organización social, aquella responsabilidad que tiene más interés es la que podríamos denominar  responsabilidad colaborativa, es decir, aquella responsabilidad que una empresa ejerce no tanto en la manera como nombra a su consejo de administración y cómo lo remunera, aún siendo un tema muy importante, sino que aquella que más nos preocupa es la responsabilidad colaborativa, es decir, la manera como una organización o una empresa debe de relacionarse y mirar de satisfacer al resto de stakeholders, entre los cuales, las organizaciones sociales que les pueden plantear algunos asuntos, o por supuesto, y de una manera muy determinante, los clientes o el conjunto de la comunidad. Por tanto, este es un aspecto que es crucial. 
Y un último aspecto para comprender cuál es nuestra visión, es que por supuesto aquí estamos hablando de responsabilidad de las empresas, pero también asumimos que en una materia donde este principio de colaboración y de confianza mutua es básico, entendemos que la responsabilidad debe de aplicarse a todas las organizaciones, no solamente a las de base mercantil, empresarial, sino que también las organizaciones de carácter social, o las de carácter público, las agencias públicas, también deben de introducir elementos de responsabilidad. 
Por tanto, no solamente hablaríamos de la responsabilidad social empresarial, porque es quien tiene una mayor capacidad de incidencia en algunos de los temas que nos preocupan. Por tanto, no sólo hablaríamos de RSE, sino de RSA (de la Administración), o de RSU (de las universidades), o de RSO (de las organizaciones sociales), o incluso, si me lo permiten, de RSI, es decir, de la responsabilidad social de los individuos. 
Quizá les puede sorprender esta afirmación, y quizá me voy un poco del guión, pero creemos que la responsabilidad de las empresas, y en la línea de lo que acabo de plantear hace un momento, debe de complementarse también con un mayor ejercicio de responsabilidad por parte de las organizaciones sociales, y en esto estamos, aunque reconociendo que estamos absolutamente en el principio, y este es nuestro punto de partida y nuestra situación, pero también entendiendo que esta responsabilidad de las organizaciones y de las empresas no va a poder llevarse a cabo con éxito si las propias personas, sea en las empresas o sea en la sociedad, no son capaces de interiorizar lo que significa la responsabilidad. 
La responsabilidad no puede ser solamente un marco legal, sino que debe ser algo que la empresa interiorice de una manera muy profunda, y por tanto que las personas, los trabajadores, los directivos, también interioricen. Y también los clientes, también la comunidad. ¿Por qué? Pues porque aquí, en España o en la Europa del sur, uno de los grandes retos que tenemos en esta materia es que, a diferencia de países nórdicos, donde los consumidores actúan en un porcentaje muy elevado con criterios de compra sostenible, aquí este criterio es muy bajo. Comparas cifras  -aunque puedes comparar de todo porque hay estadísticas muy dispares- pero a veces puedes comparar magnitudes del 70 por ciento contra el 5 por ciento, de personas que actúan con criterios de responsabilidad en el momento de efectuar una compra. 
Por tanto aquí hay un gran problema, y es que si las empresas legítimamente aspiran a un retorno de esta inversión o de esta posición en materia de responsabilidad  -que entiendo que es lícito y legítimo que aspiren también a este retorno!-  quizás se van a encontrar, y quizás lo tengo que decir en voz baja, con un cierto chasco, porque todavía no hay en este país por parte del mercado una apuesta para reconocerlo suficientemente. 
Van creciendo estas condiciones, y también en materia de inversión sostenible van a crecer. Pero nos preocupa profundamente que estemos lanzando unas expectativas que quizá aún no disponen de una base suficiente.

[…] la Administración, en tanto que gestiona un presupuesto próximo a la mitad del PIB, tiene una capacidad aunque sea, por ejemplo, en su propia actuación, en la compra pública, que puede constituir una actuación fundamental. También los propios ayuntamientos pueden ejercer una gran capacidad de cambio en este sentido.
Si me permiten, también para ir enlazando en las propuestas o en alguna prevención, en los últimos meses también se han oído algunas voces críticas, tanto a nivel internacional como a nivel español. 
Obviamente del debate sobre la responsabilidad sale alguna derivada, y sobre todo en el sentido de si bajo su manto cabe alguna reflexión sobre el desarrollo del Estado del Bienestar, y avanzar hacia la Sociedad del Bienestar, y por tanto con la presunción o el riesgo de una laxitud en los planteamientos de este. Nosotros creemos que este no debe ser el debate. ¿Por qué? Porque damos por hecho que el desarrollo de la responsabilidad no debe interferir de ningún modo en el desarrollo  -desarrollo todavía!-  del Estado de Bienestar en el Estado español. 
En todo caso, sí sería legítimo -y adecuado incluso- plantear la relevancia que estas prácticas de responsabilidad puedan tener en la corrección de algunas de las consecuencias negativas del Estado del Bienestar, en el sentido de las actitudes de desrresponsabilización, el alejamiento del interés general, del bien común... 
En ese sentido más próximo al campo de los valores, sí entenderíamos que el ejercicio de la responsabilidad puede tener un papel importante en tanto que corrector, pero no en absoluto para sustituir el que debe ser el compromiso del Estado. 
Y asimismo, aparte de este aspecto más centrado en los valores, pero que entiendo que es muy importante, también en el sentido de que hoy en día, en una sociedad muy marcada por la complejidad, es evidente que cada vez más la Administración y todo el mundo ya hace tiempo que ha llegado a la conclusión que delante de problemas complejos hacen falta soluciones complejas, y que un único inductor, como puede ser una agencia de la Administración Pública, difícilmente va a poder acabar con una problemática si no es con una conjunción de distintas aportaciones. 
Por tanto, desde este punto de vista sí es importante generar mecanismos que permitan aumentar las sinergias, sin que ello vaya en detrimento del Estado del Bienestar. Así pues, si bien hemos planteado en el inicio, ustedes lo han visto, un discurso muy comprensivo del sentido de la responsabilidad desde el interior de la empresa y desde el interior del mundo económico, debemos ser claros en ese sentido de que debemos desarrollar un marco que permita que los distintos stakeholders puedan entrar en el control de la responsabilidad, donde las distintas partes puedan ejercer su posición. 
Un poco, si me lo permiten, no nos gustaría que el fomento de la responsabilidad social por parte del sector público sirviera para resolver los problemas de la Administración pública  -que son los problemas de todos!-  no nos gustaría que sirviera para resolver los problemas de las políticas públicas, que quizá deben resolverse por otras vías. Y en cambio quizá sí que deben de servir para resolver los problemas que todavía no son de la Administración, que todavía no son de las políticas públicas, pero que ya son de la sociedad. 
Me explicaré. Creemos que la responsabilidad, en gran medida, lo que va a aportar es una gran capacidad para crear y desbordar capital social, para generar confianza, para generar todo ese universo que Robert Putnam describió para los Estados Unidos. Creemos que este es un paradigma naciente y creciente en nuestra sociedad, y lo que debemos es pensar la promoción de la responsabilidad social como un elemento que pueda catalizar, que pueda ayudar a crear capital social. Por tanto, pensar en problemas de futuro que la responsabilidad puede ayudar a solucionar. No en términos de pasado sobre cómo la responsabilidad social y la implicación de las empresas puede ayudar a solucionar problemas que tiene actualmente la Administración, básicamente ligados a la financiación o elementos de carácter crematístico. 
Esta es la reflexión que queríamos plantear, porque entendíamos que puede haber aquí realmente un riesgo de que se quiera aprovechar el impulso de la responsabilidad para solucionar algún tipo de problema que no correspondería. Creo por tanto que es importante separar que estamos hablando de dos paradigmas, y que desde esta división debemos de movernos. 

Propuestas 

Por tanto, y concluyendo para pasar más estrictamente a la parte que nos pedían de algunas conclusiones en concreto. En primer lugar, como lo que creemos que es más importante es un cierto empowerment ciudadano, es decir, que uno de los stakeholders, que es la ciudadanía, la comunidad, tenga capacidad para ejercer su parte de responsabilidad, para pedirla a las empresas, creemos que es absolutamente necesario que exista, desde este punto de vista, una transparencia y una capacidad de comunicación de la acción social y responsable de las empresas. 
Por ello, creemos que el triple balance, o el mecanismo de transparencia y comunicación que se estime oportuno (pero por supuesto partiendo de la idea del triple balance, económico, ambiental y social) sería deseable que lo tuvieran disponible el máximo número posible de empresas bajo formas estandarizadas y claramente comparables y verificables. No nos corresponde establecer el límite sobre qué empresas, si por tamaño, por tipo de actividad, por capitalización bursátil, por internacionalización, cuáles deberían presentar o en qué plazos. Lo que sí que sabemos es que de la misma manera que hoy en día es obligatorio que las empresas tengan los estados contables, también lo debería ser en referencia a otras materias no estrictamente financieras. Y ello, por tanto, debería de pensarse en términos de hacerlo suficientemente fácil y accesible para las pequeñas y medianas empresas, que es el tejido que básicamente tenemos en este país, y un poco lo que sí que... bueno, no nos corresponde a nosotros pedirlo, porque ya lo hacen quizá las pequeñas y medianas empresas, pero esa sensación de que a veces se legisla más pensando en las grandes empresa y luego se adecua a las pequeñas, y quizá en este caso sería bueno plantarlo también desde el inicio en el sentido opuesto, de pensar cuál debe ser el marco de promoción de la responsabilidad para las pequeñas y medianas empresas, que son las que ocupan el mayor número de personas en este país, y a partir de aquí pensar cuál debe ser el marco diferencial para las grandes, y sobre todo para las que tienen un marco más internacionalizado.
Por tanto, lo que en nuestro caso entendemos que sería legítimo de exigir sería esta capacidad de transparencia en base al triple balance y además, por parte de la Administración, la mayor capacidad de promoción no sólo legislando sino en tanto que es un agente que está en la propia cadena de provisión y de contratación y subcontratación. Y por tanto a partir de medidas, entendiendo que las actuales son claramente insuficientes, como la mayor capacidad de introducir cláusulas sociales o de ejercer una verdadera acción de incorporar la Compra Pública Sostenible (o Ética). Pero entendemos que ello debe ser en los plazos que correspondan, porque por supuesto nadie, nadie, ninguna organización pide que de un día para otro se pase del blanco al negro, y porque entendemos que estamos hablando de medidas que deben de favorecer la competitividad de la propia economía de las empresas. Por tanto, se debe plantear en los plazos que sean razonables, y entendemos que se puede ser razonable en un marco de debate y de diálogo, pero que haya mecanismos para que la Administración, en todos sus niveles y a partir de todo el volumen del presupuesto público, pueda ejercer verdaderamente una acción en ese sentido, que puede ser altamente ejemplar. Y no solamente ejemplar, sino un vector importantísimo para ese cambio. Muchas gracias, y acabo aquí la exposición.

El señor PRESIDENTE: Ahora los diferentes grupos le harán una serie de preguntas. En primer lugar el señor Campuzano, de Convergència i Unió; el señor Azpiroz, del Partido Popular; y doña Marisol Pérez Domínguez, del Partido Socialista.


El señor AZPIROZ VILLAR: Gracias por su comparecencia y por la exposición que acaba de hacer en esta subcomisión, y yo, habida cuenta además del tiempo en que nos encontramos, simplemente dos cuestiones muy concretas. 
Una. Ha abordado en la última parte de su intervención las recomendaciones que entiende, mi pregunta, que antes se ha suscitado y con habitualidad la formulamos unos y otros, es si considera que debe haber un marco legal que regule la RSE o la RSC, o como lo queramos llamar, o si debe haber un campo normativo sectorial de aspectos concretos, como pueden ser algunos de los que ha señalado, de control, auditoría, verificabilidad, etc., etc.
Y la segunda cuestión es si además del tema referido a las cláusulas sociales que acaba de hacer mención o de la compra pública, ustedes consideran o entienden o tienen alguna propuesta en el sentido de si van a existir otro tipo de incentivos para el fomento de la responsabilidad social.

El señor PRESIDENTE: La señora Pérez Domínguez, del Partido Socialista.

La señora PÉREZ DOMÍNGUEZ: Muchas gracias por su intervención. Yo, aunque he estado presente en la misma, casi debería de hacer como mi compañero Campuzano, porque ha sido tan interesante su exposición, ha introducido tantos elementos en la misma, que casi convendría pararse un poquito a reflexionar para después poderle preguntar, aunque sea por correo electrónico, que comentara alguna de las cosas que ha mencionado. Pero de todas ellas, me pasa en todas, tengo una fijación en las intervenciones que se están produciendo aquí, ha dicho usted que el desarrollo de la responsabilidad social, y esto me interesa mucho, no debe interferir en el Estado del bienestar, que se debe de trabajar más en el campo de los valores que en lo que debe de ser la corrección de las desigualdades por parte del Estado. Yo quisiera en este aspecto en concreto, porque es un tema que me interesa a mí personalmente dentro de esta Comisión, y a mi grupo, cómo conseguir esto, esto que hablaba usted de aumentar las sinergias pare no sustituir una labor que hay que hacer. Ha insistido luego, cuando nos daba las respuestas, en que no vayamos a hacer que la RSC o RSE resuelva los problemas de las administraciones, sino que es otra cosa, y entonces lo que me gustaría saber es si su organización tiene algún trabajo específico sobre esto, y cómo cree usted que podemos diferenciar claramente, porque nos vamos a encontrar con muchas dificultades si llegamos a regular este tema para saber dónde se quedan unos y dónde empiezan otros.

El señor PRESIDENTE: Tiene usted la palabra.

El señor Canyelles Pastó: 
Cuando hemos afirmado que [el avance de la Responsabilidad Social] no debería interferir en el Estado de Bienestar, queríamos significar que no debería interferir en la magnitud del gasto público social y por tanto de los compromisos que el Estado debe de tener para con el Estado del Bienestar. 
Por tanto, que el ascenso de la responsabilidad social no debe de ser entendido, desde ningún punto de vista, como un fracaso de la Política o de ciertas políticas, ni como un preludio de la remoción de las políticas públicas sociales, por supuesto, sino en todo caso como una constatación de unos nuevos atributos que tiene la sociedad y que hemos ido desgranando aunque sea rápidamente (los atributos de Sociedad compleja, relacional, del conocimiento, etc.). Creemos que no debemos de caer en una tentación que podía ser reduccionista o propia de otro paradigma: no basta en este nuevo contexto con generar consensos, sino que hace falta generar sinergias, y creo que el matiz es muy importante. 
Creemos que hoy en día, ante ciertas problemáticas, es importante aceptar, con un poco de humildad por todas las partes, la insuficiencia de los propios planteamientos o el potencial de cada cual, y entender que la suma de las acciones por parte de las distintas partes tendrá mayor capacidad de ejercer el cambio, con efectividad  y eficiencia. 
Y por tanto mirar de sumar esfuerzos, sin que esto se pueda interpretar como una remoción en el planteamiento de las políticas públicas de la Administración. Entendiendo que este compromiso por parte de las organizaciones privadas puede favorecer la creación de un contexto que es necesario para la mejora de la gobernanza, la gobernanza entendida como este espacio en el cual son muchos los que pueden favorecer el desarrollo correcto de la sociedad. Por tanto, este sería el planteamiento.
Entonces, de acuerdo con la coherencia de lo que hemos intentado exponer aquí, creemos que lo más correcto, más que estrictamente una ley que intente regular hasta el más pequeño detalle, lo importante es que, se haga la regulación o la promoción que se haga, que se conciba desde el planteamiento que hemos intentado exponer y que en gran medida estamos seguros que pueden compartir. 
Por ello, de entrada, hablar de ley nos produce más intranquilidad que tranquilidad, por decirlo así. No es que tengamos un planteamiento anti-ley, pero de entrada hablar de ley nos preocupa en el sentido de que no tenemos claro qué es lo que debe de legislarse. Una cosa es hablar de ley y otra de políticas públicas, las cuales si son necesarias. Y que en cualquier caso seguramente sí que hay cosas que se pueden legislar bajo el rango de ley, pero quizá no globalmente el conjunto de la responsabilidad social, sino algunos de sus componentes. En todo caso, deslindando los avances legales que se puedan dar en la regulación de aspectos sociales, laborales, etc., etc., que no forman parte de la responsabilidad social, y lo que sí que forma parte de la responsabilidad social. 
Sí que se debe de regular todo el marco que afecta más al buen gobierno y a regulaciones respecto a las empresas cotizadas... (puede haber aquí algún aspecto que quizá pueda ser mejor por ley, aunque no necesariamente, pero sí sería comprensible que se hiciera por ley), mientras que en cambio hay otros aspectos que incluso podrían inducir a confusión, a malinterpretación, el hecho de que se hiciera por ley cuando es preferible hacerlo por otras vías. En estos últimos meses, hablando con pequeñas y medianas empresas, es altamente preocupante esta sensación que te transmiten en el sentido de que “esto de la responsabilidad es un tema de las grandes empresas y grandes multinacionales, que con los problemas que han tenido…”, etc. Y cuando les hablas de que ahora el Gobierno quizá va a hacer una ley... Hace falta lanzar, junto al marco normativo que se haga, un cierto mensaje, y tener esta capacidad para desarrollar un concepto de responsabilidad omnicomprensivo, que afecte a todas las organizaciones. 
Por eso también poníamos el acento en las sociales y también incluso a niveles pequeños, para que tenga esta capacidad de generar mecanismos verdaderamente de cambio, y no que se quede en un puro marco legal que al final solamente se tenga que cumplir y ya está.
¿Incentivos? Entendemos que el principal incentivo en la responsabilidad es el que pueda dar el propio mercado, y por consiguiente, en todo aquello que seamos capaces de actuar consolidando vectores inductores de la responsabilidad residirá la condición para que salgamos adelante. Por ello, deberíamos ser capaces de introducir criterios de responsabilidad en la cadena de provisión, de contratación… pues hace veinte años pasó esto mismo con la calidad, y una empresa a otra se lo pedía. Pues estamos un poco en lo mismo, con la diferencia de que la calidad en este momento ha pasado a ser un requerimiento necesario y que, si no lo tienes no estás en el mercado, pero ha pasado a ser un proceso más. En este momento lo importante es que la responsabilidad no es un proceso más, en este momento es un tema estratégico y que por tanto preocupa a la alta dirección de las empresas porque es estratégico. Y en ese sentido creemos que no deberíamos convertir la responsabilidad en un mero proceso. Estoy diciendo que la calidad ha pasado a ser un tema que ya no es estratégico, es necesario, pero no es estratégico, o la tienes o no estás en el mercado. La responsabilidad en este momento, para las empresas que la están tomando, es estratégica, para empresas que están o internacionalizadas o empresas que son intensivas en confianza, aseguradoras, bancos, etc., es un tema estratégico. Ven en cierta manera y en grados diferentes que les va el futuro. Pues quizá el error que no deberíamos de cometer es convertir esta visión estratégica en un proceso, porque le quitaríamos toda la capacidad que tiene de generación de innovación y de iniciativas. 
Decíamos que lo que nos preocupa más  -sabiendo que el buen gobierno es importantísimo- es la misión colaborativa de la responsabilidad. ¿Por qué? Porque sabemos que aquí las organizaciones sociales tendremos parte, podremos colaborar, pero es que además es en esta parte colaborativa de  relación con el entorno donde las propias empresas van a producir procesos de generación de creatividad. 
O sea, el buen gobierno es hacerlo bien y ya está, y cumplir a rajatabla; mientras que el enfoque relacional es tener esta capacidad. Y incluso hay empresas que te dicen: “lo empezamos a hacer como un diálogo, y al final incluso hemos creado productos nuevos, es una línea de producción nueva que incluso nos es beneficiosa”. Pues fantástico. Pero lo importante es que hay capacidad para generar este diálogo y para generar capacidad para esta comprensión. 
Y ello no sólo es bueno para las dos partes que están en contacto; cuando antes hablábamos de valores, decíamos: esto para la sociedad desborda algo más, no es una suma solamente de uno más uno, sino que aquí uno más uno dan tres, porque desborda capital social, y este es el gran reto de la responsabilidad, que depende de cómo lo acabemos acotando y legislando, pues lo podemos acabar convirtiendo en 1+1=2, es decir en un mero proceso muy legislado, muy regulado, y aquí es donde podríamos perder esa oportunidad que tenemos en este momento por delante.
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Sí a las políticas públicas de fomento de la RSE; No necesariamente a una Ley. Más que una ley, el gobierno se debe de preocupar por cuáles son las políticas públicas más adecuadas en cada momento, entendiendo que forman parte de un escenario en evolución.
Hace falta exigir que las empresas cotizadas y especialmente las más grandes hagan público un Informe de Sostenibilidad, de acuerdo con criterios comparables e internacionalmente reconocidos, hecho que tiene que favorecer la transparencia corporativa, la reputación de la empresa y la confianza en la propia economía.
Hace falta evitar que una empresa se pueda atribuir méritos de RSE de manera engañosa o fraudulenta. Los ciudadanos han de estar bien informados y sensibilizados para facilitar que introduzcan criterios responsables de compra.
La Responsabilidad Social afecta a todas las organizaciones: empresas, administraciones, entidades sin ánimo de lucro. Y hace falta desarrollarla con el compromiso corporativo de cada una, la creación de valor y la orientación estratégica en cada caso y la búsqueda de oportunidades colaborativas entre todos. No desde una visión meramente fiscalizadora.
La propia Administración Pública se tiene que aplicar medidas de RS, dotándolas también de un carácter estratégico, y avanzar en los criterios de Compra Pública Sostenible.
Fomento de la Inversión Socialmente Responsable, y aplicación y transparencia en los Planes de Pensiones.
Diferenciar las líneas de acción que se deben emprender con carácter de regulación y las que deben ser de fomento. Fomentar medidas que hagan progresar la Prevención de los Riesgos Laborales por vías legales. Fomentar medidas como la conciliación de la vida laboral y familiar desde el fomento entendiendo que forma parte de las nuevas políticas de empresa.
Medidas especiales de control acerca del comercio internacional y la globalización de las cadenas de producción y abastecimiento, con colaboración con los organismos de governanza mundial y otras partes implicadas como las ONG.
Promover, facilitar e incentivar la RSE especialmente entre las Pymes.
Promover la sensibilización de las empresas en el contexto de la competitividad y la internacionalización de las empresas, y la importancia creciente de la gestión de los activos intangibles en la gestión estratégica de las empresas en la Sociedad del Conocimiento y la Nueva Economía.
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